Océanos, mares y ríos
Mar Egeo
Viene del griego Αιγαίο Θάλασσα y es la parte del mar Mediterráneo entre Grecia y Turquía. Su nombre proviene del legendario rey ateniense Egeo, que, según la mitología griega, fue el padre del héroe Teseo.
Teseo, tras ser reconocido por su padre Egeo tras dieciséis años, partió hacia Creta para cumplir con su destino: enfrentarse al Minotauro. Tras su partida, su padre le dijo que pusiera velas blancas cuando regresara si tenía éxito en matar al Minotauro.
Sin embargo, cuando Teseo regresó, olvidó estas instrucciones y una vez que su padre Egeo vio las velas negras acercarse a Atenas, creyó que su hijo había sido asesinado y se suicidó saltando desde una roca al mar que desde entonces lleva su nombre: el mar Egeo.
Mar Jónico
En griego, Ιόνιο Θάλασσα, está situado en la costa del Mediterráneo, al sur del Mar Adriático. En la antigüedad, era el principal mar donde se comerciaba entre Grecia y la Antigua Roma.
Un mar azul intenso cuyo nombre, Iónico o Jónico, deriva de Ío. Esta era hija del dios-río Ínaco y fue una sacerdotisa de la diosa Hera. Su belleza era grande, y Zeus no tardó en enamorarse de ella. Pero la celosa Hera, ofendida como diosa y esposa, vigilaba de tal forma a su sacerdotisa que Zeus, para poder engañarla, tuvo que convertir a Ío en una vaca. Aun así, Hera no tardó en darse cuenta y encargó a Argos, el gigante de cien ojos que todo lo veía, la vigilancia del animal. Entonces Zeus llamó a Hermes y le encargó la difícil misión de librarse de Argos, cosa que Hermes, después de dormirlo con ayuda de su flauta, consiguió al cortarle la cabeza. Pero Hera, con ánimo de venganza, envío un terrible tábano para que persiguiera continuamente a Ío. La pobre sacerdotisa, convertida en vaca, huyendo del tábano cruel, cruzó toda Grecia y llegó hasta Dodona. Pero ni allí dejó de perseguirla el tábano. Desesperada, se dirigió hacia el sur, hasta tropezar con este mar azul que hoy se llama Iónico en recuerdo suyo, y en el que se detuvo. Pero el tábano la siguió picando e Ío tuvo que continuar un peregrinar que la llevó hasta Asia Menor y la lejana India.
Mar Mediterráneo
El término Mediterráneo proviene del latín y significa en medio de tierras (mediterraneum mare). Este compuesto de dos palabras: medius (medio) y terra (tierra). Hace referencia al mar que está en medio de las tierras de África, Europa y Asia, un mar central rodeado por tierra.
Océano
El océano era para los griegos la gran masa de agua que rodeaba la Tierra y que comenzaba más allá de las Columnas de Hércules, como el Peñón de Gibraltar y Ceuta. Viene del griego Ὠκεανός. En la mitología griega Océano era hijo de Urano y Gea, y según algunas versiones, el padre de Némesis.
En la mitología griega se representaba como un titán, en muchas ocasiones con torso y brazos musculosos con una larga barba y cuernos, y con la parte inferior del cuerpo de una serpiente. Se cree que originalmente Océano representaba a todos los cuerpos de agua salada, como el Mediterráneo y el océano Atlántico.
La esposa de Océano era su hermana Tetis, y de su unión nacieron tres mil Oceánides o ninfas del mar, y todos los Oceánidas, todos los ríos, fuentes y lagos del mundo.
Océano Antártico
En la mitología griega Océano era personificado como un titán, hijo de Urano y Gea y se lo solía representar como un hombre barbado, de torso y brazos musculosos, con cuernos o pinzas de cangrejo, y con serpientes en lugar de piernas. También suele aparecer con cola de pez, cargando en sus manos un pez y una serpiente.
La palabra Antártida proviene de Antártico, del continente helado. Antártico viene del griego antarktikos compuesta de anti (en oposición) y arktikos. Ártico hace referencia al polo norte y Antártica, en el polo opuesto, al sur. Es de origen griego y significa de la osa, en relación a la constelación boreal llamada Osa Menor, en la que se encuentra la Estrella Polar, que señala al Polo Norte.
Los griegos contaban que aquella Osa Mayor era la ninfa Calisto. Esta ninfa se había consagrado a la virginidad, y pasaba la vida en el monte cazando. Zeus la vio y se enamoró de ella. Para acercarse, este se convirtió en la diosa Ártemis y Calisto no pudo rechazar su abrazo. De esta unión nacería Arcas. La ninfa, avergonzada, intentaba ocultar su embarazo, hasta que un día todas sus compañeras se desnudaron para bañarse juntas. Calisto se negó a quitarse la ropa y las ninfas la desnudaron. Al percatarse de lo sucedido, Ártemis la expulsa de su séquito y la convierte en osa, naciendo antes su hijo Arcas.
Cuando tenía quince años, Arcas se encontró un día de cacería a una osa a la que intentó matar, sin saber que se trataba de su madre. Zeus, sabiendo que se trataba de madre e hijo, convirtió a éste en oso y colocó a ambos entre las estrellas como dos resplandecientes y vecinas constelaciones: la Osa Mayor y la Osa Menor.
Océano Ártico
Del latín arcticus que viene del griego antiguo ἀρκτικός (artikós, perteneciente al oso) y este a su vez de ἄρκτος (árktos, oso), enreferencia a la constelación de la Osa Mayor.
Cuenta la mitología griega que Calisto era una ninfa, hija de Licaón, rey de Arcadia, que pasaba la vida en el monte. El gran dios Zeus se enamoró de Calisto cuando ésta estaba tomando un baño, y, para poseerla sin que lo rechazara tomó el aspecto de la diosa Ártemis. Calisto quedó embarazada e intentó ocultar su deshonra, pero un día que iban a bañarse, al desnudarla sus compañeras a la fuerza, quedó al descubierto su futura maternidad. Diana la apartó de sí y Calisto se ocultó durante mucho tiempo en los bosques, donde dio a luz a un hijo, de nombre Arcas. Hera, la esposa de Zeus escuchó que Calisto había parido a su hijo, por lo que en un ataque de celos, la convirtió en un osa.
Cuando tenía 15 años, Arcas se encontró un día de cacería a una osa a la que intentó matar, sin saber que se trataba de su madre. Zeus, sabiendo que se trataba de madre e hijo, convirtió a éste en oso y colocó a ambos entre las estrellas como dos resplandecientes y vecinas constelaciones: la Osa Mayor y la Osa Menor.
Océano Atlántico
El nombre Atlántico proviene del latín Atlanticus, y a su vez del griego antiguo Ἄτλας (Atlas) (el que sostiene los cielos), de τλῆναι (tlēnai) (sostener, soportar)
Se refiere al titán Atlas, que sostenía, según los antiguos griegos, las columnas que soportan el cielo, de las que formaban parte las míticas Columnas de Hércules que actualmente conocemos como el estrecho de Gibraltar. Por lo tanto, para los antiguos, este término hacía referencia a todo el mar que se encontraba más allá del estrecho, es decir, más allá del mar Mediterráneo.
Atlas era hijo de Jápeto, también titán, y de la ninfa Clímene. Sus hermanos eran Epimeteo, Menecio y Prometeo. Se casó con Hésperis y juntos engendraron a las Hespérides, unas ninfas a quienes les llamaban “diosas del ocaso” y a las que más tarde les fue encargada la tarea de custodiar el jardín que adquirió su nombre (Jardín de las Hespérides), en el que estaban sembradas las manzanas de oro que proporcionaban la inmortalidad, propiedad de la diosa Hera. Atlas fue uno de los dirigentes de los Titanes en la Titanomaquia o guerra contra los olímpicos y cuando estos fueron derrotados, Zeus lo condenó a cargar con el cielo, muy cerca del jardín de las Hespérides.
Tiempo después tuvo la visita de Perseo, quién solicitó su hospitalidad, pero este se negó a ayudarle, al recordar una profecía que decía que le robaría todo, incluyendo el jardín de las Hespérides. Ante ese rechazo, este último sacó la cabeza de Medusa, que llevaba en un saco, y la puso frente a los ojos del titán. En ese momento, Atlas quedó convertido en una gigantesca piedra, que desde entonces se conocería como la Cordillera del Atlas.
Océano Pacífico
Este vocablo procede del latín pacificus, que a su vez está formado por el término pax (paz).
Fue llamado Océano Pacifico por el explorador portugués Fernando Magallanes durante una expedición alrededor del mundo cerca del 1520, ya que este océano se encontraba en absoluta calma, paz.
En la mitología griega Océano era personificado como un titán, hijo de Urano y Gea y se lo solía representar como un hombre barbado, de torso y brazos musculosos, con cuernos o pinzas de cangrejo, y con serpientes en lugar de piernas. También suele aparecer con cola de pez, cargando en sus manos un pez y una serpiente.
Ponto procede del griego πόντος (mar), y euxino está compuesto pors dos términos griego: eu (bueno) y xenos (extranjero), en relación a que era un mar hospitalario, bueno con el extranjero.
En el Ponto Euxino, conocido hoy en día como el Mar Negro, es donde se desarrolla la leyenda de Jasón y los argonautas, que fueron allí a buscar el vellocino de oro.
El semidios Pelias asesinó a todos los hijos de su hermano, el legítimo rey, pero uno se salvó, Jasón. Cuando cumplió los veinte años, se dirigió a Yolco dispuesto a recuperar lo que le pertenecía por derecho, el trono de Yolco. Jasón le pide a su tío Pelias que le devuelva el reino usurpado. Pelias le ordena que primero le traiga el vellocino de oro, que se encuentra en la distante Cólquida (en la costa del Mar Negro).
Jasón acepta el reto y parte junto a sus compañeros en un barco llamado Argo. Jason y sus compañeros serán conocidos como los Argonautas (marineros de la nave Argo).
Imagen: Sb2s3 CC BY-SA 4.0
Ponto Euxino
Río Alfeo
El río Alfeo, un río del Peloponeso en Grecia, viene del griego Αλφειός, cuyo nombre proviene del mitológico Alfeo, que se convirtió en río.
Un día de gran calor, una ninfa, Aretusa, pasó por al lado del río Alfeo y decidió quitarse la ropa para bañarse. Alfeo al ver su belleza, la quiso ceñir entre sus brazos para que no se fuera, pero Aretusa notó en este un gran deseo y pasión hacia ella, por lo que se fue corriendo.
Aretusa cruzó valles y montes, ciudades y bosques, pero Alfeo, transformado en hombre, no dejaba de perseguirla y esta, ya cansada, pidió ayuda a Artemisa. Entonces Artemisa la envolvió en una nube para ocultarla de Alfeo, pero este seguía allí, observando a su alrededor hasta que a la ninfa le venció el miedo y empezó a gotear hasta transformarse en líquido. Tras esto Artemisa, abrió el suelo, haciendo caer a Aretusa bajo tierra, llevándola hasta la isla de Ortigia, cerca de Siracusa, donde la diosa la transformó en una fuente. Pero Alfeo, queriendo materializar su amor, decidió mezclar sus aguas con las de la fuente Aretusa.
Imagen: Napoleon Vier CC BY-SA 3.0
Río Amazonas
La etimología de Amazonas viene del mito de las Amazonas en griego antiguo, ᾽Αμαζόνες, singular Ἀμαζών. Eran, según la mitología clásica, gente de un antiguo pueblo conformado y gobernado íntegramente por mujeres guerreras.
La palabra “Amazonas” se explicaba entre los griegos clásicos mediante una etimología popular: el prefijo griego a-, ‘sin’ + mazos, (‘pecho’), sin pecho, lo que explicaba la leyenda de que se extirpaban un pecho para disparar mejor con el arco.
Se dice, que para evitar que hubiese cualquier hombre entre sus filas (aunque las amazonas de más alto rango tenían criados), sólo mantenían relaciones sexuales con varones extranjeros y si tenían descendencia masculina, los hijos eran asesinados o terriblemente mutilados.
Si eran niñas, nada más nacer se les seccionaba un seno, para que así, cuando fuesen mayores, pudiesen manejar mejor el arco y la lanza. No adoraban a un dios, sino a una diosa, Artemisa, cuyo modo de vida, según las leyendas, era el que hacía de guía para estas formidables guerreras.
Río Tháder
El origen de su nombre viene precedido por la palabra Thader que en latín significa palmera. Hoy en día recibe el nombre de río Segura porque sus aguas se originan en la Sierra del Segura.
Río Tíber
El río Tíber es el tercer río más largo de Italia y nace en los Apeninos, en el monte y desemboca en el mar Tirreno (al oeste de Italia).
Su historia tiene que ver con el mito de Rómulo y Remo, ocurrida en sus orillas. Marte, el dios de la guerra, engendró con la mortal Rea Silvia a los mellizos Rómulo y Remo. Cuando estos nacieron, para salvarlos protegerlos de Númitor, padre de Rea Silvia, que la había condenado de por vida a permanecer virgen, fueron arrojados al Tíber dentro de una canasta que encalló en la zona de las siete colinas situada cerca de la desembocadura del Tíber, en el mar. Una loba, llamada Luperca, se acercó, los recogió y amamantó en su guarida del Monte Palatino hasta que los encontró y rescató un pastor cuya mujer los crio.